No os he hablado de mi gato Melocotón y de cómo él vivió la pandemia aquellos primeros meses y que ya mismo hace un año, y cómo los sigue viviendo en la actualidad.
Allá por final de marzo, Melocotón se seguía colocando en la entrada de la puerta de casa, me miraba interrogándome. Lo hacía cada día antes del parón general, no tenía ningún sentido no hacerlo. Al principio lo miraba y no sabía qué quería decirme. Yo seguía con mi rutina diaria al levantarme: tabla de ejercicios físicos, mi rato de meditación, leer algo sobre acuarela... También está el aseo, tomar un café, ducharme, cambiarme de ropa, lavarme los dientes... bueno, ya sabéis qué hacemos cuando nos levantamos. También antes de irme me gusta dejar mi cama hecha, recoger lo que quede en la cocina, o tender, o recoger ropa...Esa es otra historia. Una amiga me dice: "Shikilla cómo te da tiempo de hacer tantas cosas antes de ir a trabajar, a mí solo me da para lavarme la cara y salir corriendo". Antes no sabía qué contestar. Ahora sí. Me despierto una hora y cuarto antes de tener que salir de casa para ir a la Escuela, así me da tiempo de espabilarme y crear mi día sereno y feliz. Y la hora, depende del horario en el que vaya. Así que me da tiempo de agradecer lo que soy y lo que tengo, organizar el día, meditar y empezar el día con positivismo y energía.
Melocotón me miraba y se ponía en la puerta esperando a que saliera por ella. Como ve que no me dirijo hacia allí, me mira preguntándome qué pasa. Así estuvo casi un mes y algo, lo cierto es que ahora no me acuerdo. Y como no me iba, se acostaba en la puerta y volvía a mirarme. Y así un día con otro. Y no se quitaba de allí hasta cerca del medio día. Y aún ahora, cada día me acompaña hasta la puerta a despedirme.
Estaba acostumbrado a beber agua del grifo de la bañera y durante el invierno se resfrió y estuvo varios días estornudando. A todo el que llegaba a casa si quería agu, maullaba y enteramente pareciera que lo que decía era: "aaaguuua, aaaguuuuaaa, aaaaguuuuaaa.." Así que decidimos no darle más agua del grifo y se lo poníamos en el pocito de al lado de los granos de la comida. Aún ahora que es enero del año siguiente nos pide el agua en la bañera. Y le decimos que no, que ya no se lo vamos a dar más, que se resfría y no le conviene. No nos hace caso, se queda mirando el grifo hasta que se cansa de esperarnos.
Aquí bebiendo en la bañera.
Por las mañanas antes de irme a veces le dejo salir a la masetilla de casa y olfatea las plantas, las alfombras y se asoma a la galería. Le encanta las alfombrillas de las vecinas y las plantas de nuestra puerta. Le gustan tanto que las muerde y luego le entra fatiga. Así son los gatos. Y cuando no puedo esperar que se pasee por ella, le digo: "Cuando vuelva a casa te dejo salir un poco". Y al llegar me mira preguntándome y le digo: ya ya amigo, que te dije esta mañana de salir a dar un paseo.
Y le dejo pasearse por la masetilla y entra en casa feliz. Mi gato Melocotón es un alma especial, dulce y cariñosa.
Eire MTC