martes, 1 de marzo de 2022

Sobre el cambio



¿El cambio? Cambio.

Qué decir del mismo cuando en nuestro propio organismo a diario se renuevan cientos 

de células en distintas partes de nuestro cuerpo.

¿Cambio? Hay veces que lo eliges tú y ahí se abren puertas y ventanales, apertura a 

momentos, personas, acciones, situaciones que te llevan a lo que quieres aunque no 

sepas muy bien a dónde, el abanico de posibilidades es inconmensurable.

Otras veces la vida te hace que permutes. Cambias por necesidad, por coraje, cambias 

porque te hacen parar. Cambias porque no te queda más remedio y la mayoría de las 

veces no lo haces, porque no eres consciente de lo que te ocurre. Te defiendes y le 

echas la culpa de tu “nefasto” suceso, a tu jefe, a tu amiga, a un compañero de 

trabajo, al día que llueve y querías que saliera el sol, a esos kilos que cogiste y ahora 

no te aguantas, al refriado que pillas cada vez que te quedas con el pelo mojado y no te 

acuerdas de una vez para otra, a tu pareja o a que no la tienes....

¿Transformación? Cada una de nosotras/os mutamos porque queremos o porque la vida 

nos la vida nos empuja a ello. Otras veces no. Otras, sientes que te que ya es hora de 

parar y empezar a hacer cosas nuevas, como cambiar de calle para ir al trabajo.

“Ella se ha cortado el pelo e intensificado el color del mechón. Hacía años que quería 

hacerlo y por fin se decidió. A muchos les encanta, hombres, pero sobre todo a las 

mujeres. El perfume que utilizaba se llamaba Única, utilizo el pasado porque ya no está 

en el mercado. Así que desde hace unos meses estuvo en la tesitura de buscar un 

nuevo olor con el que identificarse. Siempre le gustaron los frescos, los florales, la 

lavanda. Después de probar varios, eligió uno que no conocía su nombre hasta que se 

decidió. Se llevó una sorpresa ¿Sabes cual es su nombre? Nómada. ¿es casualidad? 

Para nada. Rió a carcajadas. Soy única y nómada, se dijo. Me gustan esos nuevos 

adjetivos para mi renovada identidad. Han estado ahí siempre y ahora se visualizan. La 

vida te motiva a mover ficha y tú misma decides que ya está bien de 

hacer/decir/sentir cosas que ya no van contigo, que no te resuenan, ni aportan, ni 

favorecen. Y a partir de un día, sueltas. Y llega un momento que ya no te duele. Y ese 

apego por lo que sea, da igual una persona, un momento, un espacio, algo de ropa...deja 

de lastimarte y ya no sufres por eso, agradeces. A veces el cambio se produce dentro 

del propio cambio y puede que pase desapercibido. Y cuando descubres ese cambio que 

ya se ha producido, puede sorprenderte para lo positivo o negativo. Quizás eso que 

integraste ahora no te guste, está ahí. Ahora tendrás que desaprender eso. Y luego 

volver a sostenerte, para encontrarte, para no perderte, para congraciarte contigo.

A veces queremos algo y no es lo más adecuado ni lo mejor para nosotras. Hay que 

desear que lo que resuelva Dios, el Universo sea lo más conveniente para mí. La teoría 

la sabe. A veces te empeñas en que las cosas cambien y actúas y puede ser que se 

resuelvan o no. Y otras, a sabiendas que puedes hacer algo, te quedas parada y no 

haces nada. Esperas. Esperas que la situación, la relación, la cuestión, la emoción 

pierda fuerza, se relaje...se solucione por sí sola. Y entonces aparece lo que es

Ahora en vez de cormoranes, zancudas, chorlitejos, garcetas, gaviotas, flamencos, 

salinas...observo calles vacías mojadas, a la pareja mayor que cogida de la mano y con 

mascarilla desliza los pies. Se han acostumbrado a mis buenos días y algunas veces 

además de mirarme, me saludan. Trabajadores de correos con su característico 

uniforme amarillo y azul: la chica del pelo corto de andares rudos, el joven rubio con 

aire despistado, el hombre mayor que ya aparece cansado antes de las ocho. Dar un 

paso le complica en demasía la existencia y le produce hastío. Los obreros de las obras 

tras el portón de la casapuerta. Son rudos, de mirada turbia, aunque no todos. El del 

gorro de lana, tras las gafas, brilla su esencia. Y los adolescentes con el uniforme 

dejao de caé, parloteando como golondrinas de la serie de por la noche, de la hora 

hasta la que estuvo conectada, de lo que le dijo Adrian a eso de las doce. La vida 

transcurre a mi paso. También me veo cuando camino, cuando saludo, cuando abrazo.

¡¡¡Bienvenido, CAMBIO!!!

Eire MTC Febrero de 2022