Siguen pasando los días y sigue siendo el día después del día después del día después del día después.... así sin coma ni otro signo de puntuación hasta el final de la página o el comienzo de una nueva. Empecé a redactar esta entrada hace más de 2 semanas, allá por mediados de junio, y aún se resiste.
Al principio no encontraba las palabras, el día después. En el momento que estaba sucediendo las palabras eran expulsadas por mi boca atropelladamente junto con la de los otros en la conversación. A veces las mías ganaban terreno no por alzar la voz sino porque no callaba y el discurso era fluido y pareciera que lo que dijera tenía sentido.
Flores para la calma, de la Isla de Tarifa.
Lo tenía y lo tiene para mí. Los demás que escuchaban miraban expectantes, algunos con los ojos abiertos y en silencio mientras mi disertación se alzaba en solitario. Alguien apostilló algo pero lo cierto es que nadie sabíamos nada y las especulaciones en aquel momento se movían desde el miedo, abandonamos el puesto ocupado ya que no había internet y los ordenadores son principalmente nuestro utensilio...Los "enteraillos dijeron: nos vamos, no se puede hacer nada. Y si mañana sigue la cosa igual, no venimos". Ea, así sin más preguntar a coordinadores, jefes o quién estuviera por encima en la escala. De hecho algunos así lo hicieron, cogieron su bolso y se marcharon, sin importarle mucho quién ni qué dijeran. Hablábamos todos y nos mirábamos ansiosos ante las respuestas de los otros. Hoy apenas se habla de lo sucedido.
Lo expresado aquel día lo sigo manteniendo. ¿Verdad verdadera? Para nada, cada una y uno ha de escuchar, ver y leer, para luego sacar sus propias conclusiones. Para mí fue un ataque tecnológico hacia lo que creemos nuestra "sociedad bien controlada". Un ataque contra lo que produce, como comprobamos, inestabilidad: corte de luz y en algunos lugares, corte de agua. Ese simple gesto hizo que en la mayoría de los hogares no hubiera ese día algo caliente porque no había luz: vitrocerámicas, frigoríficos, microondas, hornos.... no funcionaron en la mayoría de las localidades hasta las 21 horas y en algunas, pocas, hasta el día siguiente. Las pérdidas económicas en bares, restaurantes y supermercados pudo ser nefasta. Lo cierto es que no lo sé, nadie ha hablado de eso ni siquiera los propios interesados. Algunos restaurantes vendieron platos refrigerados antes de que la caló los estropeara, una suerte que no hiciera la caló de estos últimos días, escribo este último repaso al texto el 1 de julio. Quizás hoy, hay personas que no pueden encender un hornillo o la vitrocerámica por falta de electricidad en su domicilio.
Hasta ahora aún no han acordado ni decidido que ocurrió realmente aquella mañana. Aún están delibernando los expertos. Lo que voy a narrar no es nada comparable, en el primero era muy pequeña y estábamos en los años del comienzo de la democracia, luego era una joven y ahora recientemente, con el covid soy una mujer madura y en todos los casos, hubo mucho revuelo mediático y miedo. Ese no ha cambiado a lo largo de los años y en el transcurso del tiempo. Los mayores estaban asustados, el gobierno sin dirección clara, la desinformación, la falta de la misma y el miedo de lo que pudiera suceder, hizo que este, el miedo, se instalara en algunas mentes y corazones. El primer acontecimiento fue en 1978, ese día se suspendieron las clases, en la televisión había música, dibujos animados y fiesta. En 1991 con la guerra de Irak muchos hablaban de una tercera guerra mundial, se hizo aprovisionamiento de alimentos, en los gobiernos de los distintos estaments: ayuntamientos, andaluz, español.. las consignas no estaban claras y había mucho miedo y terror a lo que pudiera pasar que no era controlable por los de a pie. Vuelven a salir los que hablan de la tercera guerra mundial. En 2020 nos encerraron a todos, a algunos antes que a otros y durante mayor o menor tiempo. Se paró la vida "organizada" que se tenía. Los niños pequeños perdieron sus primeros meses de contacto con las personas que es con quien más aprenden porque los humanos somos seres sociales. Luego los de 7 a 10 años, y los adolescentes y los jóvenes. Se paralizaron clases y la universidad, se creía que íbamos a cambiar formas de relacionarnos, de mayor respeto hacia una y uno mismo, hacia los demás, la madre tierra, las plantas y los animales.... y en fin, conocemos cinco años después en qué punto estamos del retroceso o del avance, según se mire.
Desde 2023 hasta ahora, julio de 2025, han sucedido muchas historias fuera de Europa, dentro de ella, en España, Andalucía, en Cádiz, fuera de mí y también dentro. Con las masacres ingentes y activas en distintos lugares del mundo. La guerra de Ucrania con el trigo, anteriormente Italia y España con el aceite de oliva, la guerra en Gaza es que no hay nombre para lo que está sucediendo y la estamos viendo en tiempo real, eso es lo más grave, tormentoso y triste a la vez.
Y hay mucho revuelo mediático y artistas y asociaciones declamando un basta ya y ¿hasta cuándo? Y el gobierno y los del resto de países, qué hacen. Como individuos podemos preguntarnos ¿qué se puede hacer?, qué hacen nuestros gobiernos, Europa... hay mucho escrito y no soy una entendida. Os dejo la pregunta y contestad si podéis. A veces no hay palabras y las acciones son complicadas de organizar.
Hace bastante tiempo que pienso, hablo y decido desde el Amor y el corazón, es la mejor forma de afrontar lo que nos sucede se considere esto positivo o negativo. Realmente no hay signo en lo que acontece, solo el hecho y ante eso que sucede, decidir qué es lo que quiero, desde dónde, cómo lo tomo y que hago con lo que ocurre.
En estos momentos tenemos en la ciudad donde vivo, Cádiz, huelga del metal y de autobuses. Han vuelto las barricadas, las manifestaciones, los geos por barrios y avenidas de la ciudad trimilenaria. Ya en 2019 en primavera también hubo movilizaciones y a finales de los años 80...cuando estudiaba en la universidad y debía coger el autobús para ir al emplazamiento de la incipiente Universidad de Cádiz en el ahora Campus de Puerto Real.
Como entonces, gaditanos a favor de los puestos de trabajo, otros que lo hagan sin fastidiar el desplazamiento y la tranquilidad de los demás. Como entonces, contenedores quemados, gente corriendo por las avenidas, manifestaciones, los antidisturbios, destrozos en el mobiliario urbano, heridos....situación penosa y costosa el llegar a esos extremos donde la comunicación es primordial y el deseo de la mejora salarial, horarios y salarios dignos, entendimiento entre trabajadores y patronal... tampoco entiendo mucho de esto. Y lo que todos queremos son puestos de trabajo con horarios dignos, poder pagar las facturas a final de mes, estar y pasar tiempo con nuestras familias, estabilidad laboral que nos lleve a otra estabilidad emocional, relacional y económica. Todos en cualquier país y momento de la historia del ser humano. Aún no han llegado a acuerdos y los representantes sindicales de los distintos trabajadores se han dividido, como en otras ocasiones, fraccionando opiniones, enfrentando a trabajadores, quebrando decisiones y enquistando la cuestión. Esperemos que se solucione a la mayor brevedad y los trabajadores encuentren beneficios.
A veces se buscan faros que nos alumbren, o que nos lleven a algún puerto en el que descansar, o nos descubran orillas distintas en las que recalar y descansar por un tiempo. Sabemos y si aún no lo has descubierto, llegará su momento antes o después, que el único puerto al que llegar eres TU. Desde ahí, desde tu propia esencia puede otear barcos, cormoranes, charranes, albatros, gaviotas, orillas....visitar playas, atracar en islas, navegar mares desconocidos para ti, observar pájaros diferentes y regresar siempre a ti, siempre a ti, a casa.
Y sí, yo creo en los milagros. En el milagro de la vida, del amor, en la calma, en la libertad de tomar tus propias decisiones, en la belleza silenciosa de las flores, en la mirada de una niña o en la de un adolescente. Creo en las personas, en su capacidad para tomar las riendas de su vida, para reconocer los pequeños cambios y señales que le acercan cada vez más a sí mismo, creo en la bondad y la ternura de los gestos, de los serres humanos, en cómo se pueden modificar pensamientos y como disfrutar de una vida plena desde la consciencia.
Agradecida de que hayas llegado hasta aquí. La Vida es un juego para re-conocernos, re-conectarnos, así que juguemos donde todos y todas tenemos cabida.
Somos Uno y lo que sucede a uno, al resto, le salpica, le aborda, le influye, le conecta.
Disfruta de este miércoles, desde el corazón, ya sabes que es el mejor lugar.
Un abrazo amoroso, Eire