EL MIEDO Y LAS GARRAPATAS.
Esta reflexión viene a partir de un encuentro en un lugar mágico para mi amigo Ismael, en los pinares cerca de una de las playas de El Puerto de Santa María y su generosidad al compartirlo con el grupo de personas que acudimos a su invitación. Se preparó el espacio con mimo, delicadeza. Los instrumentos musicales, los cuencos, el gong.... nos situamos formando un semicírculo donde todas nos veíamos y comenzamos, después de un magnífico baño en el mar, a compartir las viandas que cada cual había traído. El mar estaba tranquilo y sus aguas, calientes. Me sorprendió bastante y la caló que llevaba no se fue aunque sí refrescó.
Hablar del miedo en los momentos actuales no es una novedad. Tenemos miedo de lo que desconocemos, de lo incierto de los sucesos o si al final de mes, llegará el sueldo. Hay miedos por los cambios tan vertiginosos que no somos capaces de asumir, por los propios cambios que se producen en nuestro cuerpo y un día, cuando realmente te miras al espejo y preguntas al reflejo: ¿quién eres? Ese día es magnífico, es el comienzo.
Tenemos miedo de la cantidad de personas distintas que llegan a nuestras ciudades, invaden calles, plazas, espacios que consideras “tuyos” y que ahora no lo son tanto. Miedo ante lo imprevisto, nos enfocamos en cómo, cuando, dónde de lo que sea en el futuro y nos perdemos pensando. Miedo a encuentros con personas que no son de tu agrado o que sí lo son y un día dejan de estar. Miedo a salir de casa y enfrentarte al mundo, miedo a vivir sin miedo. Miedo a quedarte sola, solo sin nadie que esté a tu lado. Miedo a enfrentarte a tu pareja, a tus hijos, amigas, a tu jefa. Miedo al miedo.
El miedo es una respuesta adaptativa que prepara al cuerpo y a la mente para afrontar situaciones peligrosas o que las consideramos como tales, puede generar estrés crónico si se experimenta con frecuencia o intensidad y no somos capaces de cómo gestionarlo. Después de la gustosa y deliciosa cena, apareció el miedo.
El miedo se activa ante diversas amenazas y produce una serie de respuestas tanto fisiológicas como psicológicas, nos prepara para la supervivencia ante situaciones percibidas como peligrosas. Fisiológicamente se acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión arterial, la respiración se vuelve más rápida y superficial y los músculos se tensan. Psicológicamente, la atención se centra en la fuente del miedo para evaluar la amenaza y puede haber cambios en la conducta dependiendo de la percepción del peligro, como la inmovilidad o la necesidad de escapar.
El miedo se produce en la amígdala cerebral, uno de los muchos órganos que tenemos en nuestro templo, el cuerpo. Este órgano también está vinculado a la memoria emocional. Recuerdos asociados al miedo se almacenan con una mayor intensidad, ayudando a evitar futuros peligros similares. El hipocampo contextualiza el miedo, el córtex prefrontal da información cognitiva y social al respecto y el hipotálamo activa las respuestas de huida o lucha. Aspecto este enraizado en nuestros órganos de cuando el ser humano debía de huir de los depredadores, de la naturaleza, las inclemencias del tiempo atmosférico. El miedo está estrechamente relacionado con la ansiedad emocional, que surge como resultado de amenazas futuras que se perciben como incontrolables e inevitables. Esto ocurrió cuando al recoger las fiambreras, los platos, los plásticos de patatas, picos y demás se quedaron al descubierto las telas utilizadas donde nos sentamos y compartimos los variados condumios. Los miedos y fobias pueden manifestarse en varias formas, desde el temor irracional a objetos o situaciones específicas hasta el miedo al cambio y a lo desconocido. La comprensión de estos temores ayuda a abordar las preocupaciones subyacentes que afectan la vida diaria. Hay fobias específicas como a las serpientes, cucarachas, espacios abiertos o cerrados... en este caso a las garrapatas, infundada o no donde se suele experimentar ansiedad intensa que puede llevar a evitar situaciones y esta intensidad del miedo es tal que supera el peligro que representan estos estímulos. Apareció un temor de alguna manera irracional que hizo que lo que se tardó en montar en más de una hora quedara recogido en bastante menos y solo permanecieran en el lugar una cuarta parte de los asistentes. Algunos de los participantes habían tenido experiencias anteriores con garrapatas y afirmaban con convicción que esos seres diminutos que se desplazaban por las telas lo eran. Unos minutos antes nos acabábamos de levantar, recogiendo tranquilamente los alimentos y en pocos segundos desaparecieron telas, personas, bolsos y corrieron duna abajo desapareciendo. Literal, desaparecieron.
Existen también en algunas personas, el temor al cambio y a lo desconocido. Las garrapatas para muchos lo eran, lo único que se tenía en la mente es lo que nos habían contado, lo que otros nos había dicho y la repulsión por el propio animal. Estos seres, las garrapatas, ectoparásitos, ácaros visibles a simple vista pero debido a su pequeño tamaño con frecuencia son difíciles de detectar. Se alimentan de sangre de animales y humanos. Su picadura es dolorosa y a veces puede transmitir enfermedades, la combinación de potencial daño y la sensación desagradable de ser picado por un parásito puede desencadenar el miedo en algunas personas, como ocurrió aquella noche. Algunos de los asistentes habían recibido alguna picada y todos, incluida yo contamos alguna anecdóta de algún amigo que le hubiera pasado algo. La mía se remontaba a cuando estaba en los scouts y un compañero del grupo le picó una, esa es otra historia.
El bioquímico y escritor abulense David González Jara, en el diario El Norte de Castilla escribió que “no es tan fácil que una garrapata nos transmita una enfermedad” por lo que no hay que tenerles más miedo del debido. Dependiendo de la fase en la que se encuentre el animal, habrá más probabilidades de que este contagie o no algún virus o bacteria.
Lo que sí es cierto que entre los comentarios de una y otro, se veían correr como “arañitas” por las telas y el pavor de la mayoría a que nos picara...el grupo entró en pánico y la mayoría “salió por patas” nunca mejor dijo. Ahora en tu boca se dibuja una sonrisa. David sigue apuntando que “la garrapata tiene tres fases en su vida. Hay una inicial, en la que son muy pequeñitas, y en la que no transmiten ninguna enfermedad porque nunca antes han picado a organismo alguno. Una vez producen un mordisco, caen al suelo y se desarrollan, pasando a la segunda fase, de un tamaño algo mayor». Las garrapatas corren pero no saltan ni vuelan., se desplazan caminando y trepando, buscando lugares altos como pastos y arbustos para esperar a un huésped y alimentarse de su sangre. Trepan y caminan activamente. Alguien del grupo aseguró que aquello que se desplazaba rápidamente y que había acudido por la comida, eran garrapatas. Se avisó también que había que revisarse cuando llegáramos a casa sobre todo detrás de las orejas, ingles y cabello, así como las costuras de las ropas utilizadas. Como una ha trabajado durante muchos años en Escuelas Infantiles con pequeños de 0 a 3 años, tiene experiencia en "bichitos que chupan sangre". Raro era el curso donde al menos 2 o 3 veces teníamos tirápteros conocidos generalmente como piojos. Nos picaba a todos el cuerpo y las melenas las recogíamos con gomas o pinzas. Cuando nombraron a las garrapatas, que no he visto ninguna, solo en algún perro callejero con triste y costosa cuando ya están gordas a punto de explotar.
Debido a las lluvias, «hay una cantidad de artrópodos exagerada. Pero «¿miedo a la garrapata? Ninguno», asegura David González Jara, que afirma que «en absoluto debería haber alarma». La Junta de Andalucía también advierte en un díptico molón cómo, cuando, qué hacer y que aquí en "Andalucía podemos encontrarla en cualquier época del año, siendo especialmente frecuentes en primavera, verano y otoño". La mayoría de las picaduras de garrapatas son inofensivas. El pronóstico va a depender del tipo de infección que pueda haber portado la garrapata y la prontitud con la que se haya iniciado el tratamiento apropiado. Si lo picó una garrapata que portaba una enfermedad, pueden presentarse efectos de salud a largo plazo, incluso meses o hasta años más tarde.
Regresando a nuestro encuentro músico-poético-astrológico, sí porque no es lo he comentado con tanto bicho, el objetivo era pasar un rato agradable, en un enclave privilegiado y sagrado, escuchar música de los cuencos tibetanos de Ismael @ismael.barranco.valle, cantar entre todas, acercamiento a la Astrología de la mano de @rikamartinex7 y delitarnos con poemas propios del poemario ilustrado El Ensueño de la Luciérnaga de una servidora. Finalmente los que tenían más tiempo, entre una cosa y otra pasaba de la media noche, los más conscientes, los que apostaron por la música, el momento presente, seguir celebrando la Vida y compartiéndola siguieron en otro lugar que también se transformó en sagrado y único.
Miedos tenemos todas, todos, todes, lo que haces con eso que te ocurre, en este caso el miedo, es lo que cuenta. Si reaccionas hay unas consecuencias. Si asumes lo que sucede, valoras y entonces decides, ocurren otras cosas. Siempre puedes decidir desde el miedo o desde el amor. Algunos de los participantes lo hicieron desde el miedo. Otros, desde el Amor. Además ya sabéis que es el mejor lugar. Si no sabes cómo, pregúntame.
Dibujo realizado in situ.